¿Quieres restaurarte? ¡Inscríbete en Hay Esperanza!

SERIE: RECONSTRUCCIÓN DE MURALLAS | DÍA 3

TEXTO: NEHEMÍAS 1:6 – 7

Tal como lo hizo con Nehemías, Dios está buscando hombres y mujeres que estén dispuestos a salir de la comodidad de sus vidas y que vayan donde Él los envíe a reconstruir murallas.

Recuerdo que en el peor momento de mi vida, sumido en tinieblas, lleno de condenación, culpa y vergüenza, hubo personas muy bien intencionadas que quisieron ayudarme pero no supieron cómo hacerlo.  Yo me encontraba en el pozo de la desesperanza, en un hueco muy profundo y ellos me llamaban desde arriba, desde fuera del pozo y me gritaban, dándome instrucciones que supuestamente me ayudarían a salir de allí.  No funcionó.  Era necesario que alguien bajara al lugar donde yo estaba y se sincronizara conmigo, me amara a pesar que no merecía ser amado, me tomara de la mano, y caminara conmigo hacia la salida del hueco.  Sólo un hombre supo cómo hacer esto, su nombre: Mickey Evans.

Brother Mickey tuvo COMPASIÓN por mí; me amó y aceptó incondicionalmente, se identificó con mi dolor y me compartió de cuanta misericordia Dios había tenido con él a lo largo de su vida; esto llenó mi corazón de esperanza.

En Filipenses 2:5 – 8 vemos que Jesús no nos dio instrucciones desde el cielo sobre cómo salvarnos a nosotros mismos.  Él se hizo como uno de nosotros y sufrió como nosotros, por esto podemos decir que Jesús tuvo COMPASIÓN por nosotros.

Vemos también en el texto base de esta semana, que cuando Nehemías oró, se ubicó en el mismo lugar de desesperanza que los judíos que estaban en Jerusalén.  En el versículo 6 dijo: “… confieso los pecados que los hijos de Israel HEMOS cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre HEMOS pecado.  HEMOS procedido perversamente contra ti y no HEMOS guardado los mandamientos, ni los estatutos, ni las ordenanzas que mandaste a tu siervo Moisés.”

No va a ser suficiente, si queremos ayudar a alguien, que le prediquemos sobre lo que tiene que hacer.  Si por nuestra boca queda evidenciado que nos sentimos superiores y menos pecadores que aquellos a los que estamos ofreciendo ayuda, se levantará una resistencia natural de parte de ellos.  Pero cuando queda revelada nuestra actitud de compasión, cuando al otro le resulta evidente que en nuestro corazón está claro que estamos IGUALMENTE NECESITADOS DE LA MISERICORDIA DE DIOS PORQUE SOMOS IGUALMENTE PECADORES, así los pecados sean diferentes (pecado es pecado), la tendencia será que la resistencia disminuya, haya empatía, nazca confianza y esperanza en aquel que queremos ayudar.

Dicho de otra manera, el que necesita ayuda, tiene que escuchar que estuvimos en el mismo lugar donde él está, pero que por la misericordia de Dios ya no estamos hoy allí.  Eso motivará a su corazón endurecido a atreverse a confiar en nuestra ayuda.

¿Tienes la carga en tu corazón de ayudar a alguien cercano?

¿Cómo están los niveles de compasión en tu corazón?

¿Tienes claro que eres igualmente pecador que él/ella?

¿Cómo te ve esa persona?

Recuerda, Dios está buscando reconstructores de murallas caídas que estén dispuestos a ponerse manos a la obra tal como lo hizo Nehemías, tal como lo hizo Brother Mickey conmigo, tal como lo hizo Jesús.

SERIE: RECONSTRUCCIÓN DE MURALLAS | DÍA 2

TEXTO: NEHEMÍAS 1:1 – 4

Tal como lo hizo con Nehemías, Dios está buscando hombres y mujeres que estén dispuestos a salir de la comodidad de sus vidas y que vayan donde Él los envíe a reconstruir murallas.

Nehemías escuchó que los judíos estaban en gran aflicción y oprobio. Esto significa mucho dolor, sufrimiento, pena, humillación, vergüenza. Esta noticia llenó de mucho dolor el corazón de Nehemías.

Muy seguramente conoces personas que están así; tal vez sea tu propio esposo, tu hija, tu padre, hermano o alguien cercano a quien amas. Dios te está llamando a reconstruir murallas, a reconstruir vidas que están destruidas.

Cuando una persona está en un medio ambiente de pobreza y violencia extrema, hay una neblina densa que se establece alrededor de ella que le dice que no es posible cambiar nada, que las cosas cada vez van a estar peor; es por este motivo que muchos terminan rindiéndose pues no consideran la posibilidad de la reconstrucción.

¿Cuántos de nosotros tenemos familiares no salvos, destruyéndose, que están sufriendo y no estamos haciendo absolutamente nada al respecto? Pero sí somos buenos quejándonos.

Son demasiados los cristianos que se quejan por su matrimonio, por los matrimonios de otros, porque la inmoralidad ha inundado nuestra sociedad, porque la iglesia se ha corrompido, porque todo se ha corrompido.

Pero recuerda, Dios te está llamando a reconstruir murallas. ¿Estás dispuesto a dejarte usar por Él?

SERIE: RECONSTRUCCIÓN DE MURALLAS | DÍA 1

TEXTO: NEHEMÍAS 1:1 – 4

Tal como lo hizo con Nehemías, Dios está buscando hombres y mujeres de oración para compartirles el dolor que siente al ver a Sus hijos, Su pueblo sufriendo. Dios está buscando hombres y mujeres que estén dispuestos a salir de la comodidad de sus vidas y que vayan donde Él los envíe a reconstruir murallas.

El impedimento más grande para esto es nuestro egoísmo. Creo que nuestra sociedad está compuesta principalmente por hombres y mujeres heridos, egoístas, inmaduros que están buscando la satisfacción de sus necesidades, están buscando anestesiar el dolor agudo que tienen en sus corazones. Hace algunos años, estando ya casado con Liliana, ya habían nacido Daniela y Antonella, siendo el pastor presidente de una iglesia grande, terminé cometiendo adulterio y lo destruí todo. Era un hombre muy inmaduro y egoísta y si realmente hubiera amado a mi esposa y mis hijas, jamás les hubiera hecho tanto daño.

Creo que a pesar de haber vivido un proceso de sanidad, por el resto de mi vida voy a luchar con mi egoísmo. Hoy puedo decir que, gracias a Dios, no hago tanto daño a mi familia como antes, pero aún sigo siendo egoísta.

La buena noticia es que a pesar de mi egoísmo y otras muchas debilidades, el poder de Dios se perfecciona en mí (2 Corintios 112:9). A pesar de haber sido la persona que más le he hecho daño a mi familia, hoy puedo decir que Dios me ha permitido ser un instrumento de restauración muy fuerte en la vida de mi esposa, mis hijas y otras personas con las que he tenido la oportunidad de caminar en este bendito proceso de restauración, de reconstrucción de vidas.

Dios te está llamando a reconstruir las murallas caídas de tu vida, de tu familia y de otras personas que están necesitando ayuda. Esto significa que estás frente a una encrucijada: Continúas viviendo tu vida de egoísmo o permites que Dios te siga restaurando para que puedas ir a apoyar la restauración de otros.